Columna originalmente publicada en Descontamina [1]

Los feminismos son lugares, sitios corporales, intentos afectivos de muchos disensos: son los disensos que necesitamos para construir una sociedad mejor. El feminismo no puede ser uno. Ni una. Los feminismos son lo que necesitamos para abrir los debates, para confrontarnos con la realidad vivida, diaria.

Esta semana Catalina Ruiz-Navarro publicó una columna muy interesante en respuesta a Florence Thomas, y concuerdo con ella en su posición: los feminismos son múltiples y no pueden consolidarse desde la exclusión:

Pero antes de que empiecen a regodearse con la idea de que somos dos feministas “enfrentadas”, es importante entender que los feminismos no son un movimiento unificado. Esto, lejos de ser un problema, es una ventaja, los permanentes disensos entre los feminismos los mantienen vivos y emocionantes, no tener que estar obligada a una postura es de las cosas más bonitas de ser feminista.

Los disensos están en el corazón del feminismo. Y todo el mundo, todos los seres humanos, tenemos derecho al disenso como lo plantea la filósofa norteamericana Judith Butler en su conferencia Cuerpos que todavía importan. Aquí, la autora afina su teoría feminista, particular y desafiante. Reconoce que la democracia no es el consenso, sino la posibilidad misma de los disensos. Y argumenta que le mismo cuerpo está definido por sus interrelaciones humanas, no por fuera de estas. Es lo que hace la “vida vivible”. El feminismo busca estos tipos de análisis. Dejar de construir en lo restrictivo.

Ahora, lo que sí resulta inquietante, es que a los hombres “no les interesan” lo relativo al género o al feminismo: “son cosas de mujeres”. Eso es más preocupante; que el feminismo no llegue a una de sus metas esenciales, disminuir las violencias que existen por cuestiones relativas a los géneros, a la diversidad. Que ocurra Orlando. Que semanalmente haya feminicidios. Que haya acoso sexual callejero. Que no entendamos el acto de amamantar. Debería haber más hombres feministas, no menos: “La crítica feminista no es “contra los hombres”, es contra la misoginia, el machismo y las desigualdades del patriarcado (que muchas veces se encarnan en los hombres)”.

El día de ayer, 8 de julio de 2016, tuvimos con la Corporación Descontamina, en colaboración con la Agencia Colombiana para la Reintegración y el Instituto de Estudios Políticos de la UNAB, un seminario-taller sobre las corporalidades y los géneros en el proceso de reintegración en Santander. Los resultados de la tabla que muestra los géneros elegidos por las personas que asistieron convencen de este problema: no pensamos los géneros como espacios de democracia, es decir de creación de los disensos:

Iniciando el Seminario-Taller, el investigador José Bolívar indicó, que los hombres todavía, por lo general, temían hablar de sus emociones y corporeidades. Esta es una tarea para los feminismos. La exclusión debía ser parte de (y de hecho, teóricamente no hace parte de) los feminismos. Y en esta tarea de vivenciar, crear y recrear corporalidades, los feminismos son unas herramientas poderosas para este derecho al disenso, esta reivindicación corporal de los lugares políticos.